VISITAS

lunes, 21 de octubre de 2013

Intercambio Epistolar II

Continuación de http://tiemposmodernos1.blogspot.com.ar
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             13 de Octubre de 1956

Querido Mateo:
               He dudado mucho en responderle su carta. Pienso en muchas ideas acerca de cómo continuará nuestra historia. Le he dicho lo que está ocurriendo, como usted lo reconoce  pero no entiendo ¿cómo es que no me ha hecho caso? ¿Porque no pensó en los dos?  Realmente los días pasan, y todos mis sueños imaginados con usted los veo derrumbarse día tras día, noche tras noche.

                Dicen que al verdadero amor se lo espera el tiempo necesario pero ya empiezo a darme cuenta que estas frases hechas e instaladas en el alma de los idealistas, ya no tienen mucho sentido.
                Usted está inmerso en sus propias ideas, que sin juzgarlas, nada tienen que ver conmigo. No solo eso, sino que hasta suele equivocarse mi nombre, logrando apretar aún más el nudo generado en mi corazón, que hasta este momento solo latía al ritmo del amor que siento  por usted pero al ver como recuerda mi gracia, solo logra estremecerse al punto de asfixiar y paralizar mi ser.

                Estoy pensando realizar un viaje, mi viaje. El que usted se niega a vivir también…el que ha rechazado en más de una oportunidad por sus convicciones políticas. Este viaje va a marcar un crecimiento personal y quizá una nueva vida.
                Realmente no se puede obligar a un corazón entrar donde él no quiere ingresar. Y por más que usted declare su amor por mí, las palabras se las lleva el viento.
    
                Hoy elijo dejar de lado la idealización y ser más objetiva en el amor…hoy pienso en mis sueños. Aquellos sueños que podrían haberse compartido con usted si no tuviera la avaricia de satisfacer solo sus deseos, anulando la puesta en común de sueños compartidos y creados a la par.

                Si algún día llega a estar con Elena, le pido que me lo comunique solo por el simple hecho de confirmar mi intuición femenina y sentir que  la cordura permaneció en mí hasta el último día, porque sé en lo más profundo de mi alma, que así será.

 Ojalá sea feliz… yo lo intentaré.

Pd: lo amé con todo mí ser.

                                                                                   Ate. Ofelia R.

viernes, 6 de septiembre de 2013


El cotillón del amor no es parte del todo…

“Vos querés el cotillón. Todo el humo. No querés amor”. Cuando amor es el acto de demostración…cuando demostrar parece ser un problema.

¿Cuántas maneras de amar a alguien conoces? “Lo mismo que tantas personas existen”, contestaría yo.  La demostración de amor está estructurada según la manera de ver al otro en cada uno de nosotros. A mí sí, me gusta el “cotillón”.

A mí me gustan las acciones con palabras y las palabras con acciones. No logro concebir las cosas por separado. Me gusta el mimo y la llamada de atención. A mí me gusta el “cotillón” acompañado de todo lo que para mí implica amar.
Es verdad que cada vez que pasa el tiempo, descubro que no existe la incondicionalidad en ningún tipo de relación y me convenzo que justamente lo más lindo que existe es que haya condiciones para crecer en la vida, para crecer con el otro y con vos mismo. Imagínense estar “incondicionalmente para alguien”. ¿Dónde nos ubicamos nosotros? Sería una locura. Pero hoy, parece que decirle “te amo” a las personas que tenés a tu alrededor es un acto de valor, una situación incómoda, como si te picara el cuerpo y tendrías que disimular rascarte. Para algunos no es fácil demostrar y para otros es como levantarse a la mañana.

Y divago en pensamientos preguntándome ¿Quién puede definir que es o no “cotillón” para el amor? ¿O cuál es la manera correcta de amar? Nadie…nadie puede hacerlo. Nadie porque él va amar distinto a vos, porque yo voy amar con otro tipo de intensidad y para cada uno SU manera de amar es la verdadera…no existe una única forma ni estilo…no lo hay.

Para mí todo acto que demuestre cariño…es parte del amor. No puedo considerar “humo” a ninguna acción que me saque una sonrisa…porque el humo se genera por la ausencia de una combustión incompleta, y si por cada “guirnalda” yo voy armando mi rompecabezas…siento estar completándome de apoco en vez de asfixiarme con su suspensión. Algo no tiene sentido…

Para mí el cotillón en el amor es necesario. No es el amor, pero lo completa…

En estos tiempos amar sin vergüenza es el desafío de nuestros días…es entender que el otro se hace por uno y uno por el otro. La presencia del “cotillón” no anula la esencia del amor…sino que fortalece el lazo… lo hace invencible.

Entonces cuando llegan tus últimos días y reconoces el amor que despierta cada una de las personas a tu alrededor y te animas a decirle “te amo…” una sonrisa del otro lado del cielo te estará agradeciendo y venerando tu valor. Entendiste que de eso se trata querer...y que muchos corazones están abiertos para recibirte.

Siempre tenes la posibilidad de expresarte...no todos saben cuando ni donde, lo importante es hacerlo.



En tu memoria y por el orgullo de mi amiga.
Muchas gracias.

Daniela.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Intercambio Epistolar - Carta I

Carta en respuesta a Mateo del blog: http://tiemposmodernos1.blogspot.com.ar/

--------------------------------------------------------------------------------------




Querido Mateo:

                        Debo confesar que su carta me ha tomado por sorpresa. Primeramente lamento mucho la pérdida de Elena, si bien pese a nuestras peleas adolescentes por la intuición que toda mujer desarrolla cuando quieren abrumar su felicidad, siempre supe que era una mujer honrada y llena de valor. Realmente lo quería. Le doy mi más sentido pésame.

Cuantos años han pasado Mateo. Todavía recuerdo como si fuera ayer ese banco que tanto nombra en estas líneas. Mi mayor satisfacción era verlo jugar al ajedrez en los torneos del barrio, organizados por su club, su adorado club!. Ahí estaba yo. Escondida detrás del árbol de hojas azules, el escondite perfecto, era lo suficientemente grande para que no me viera y lo suficientemente cómodo para verlo a usted. Esas tardes podía observar cada movimiento que realizaba, entender la concentración y la energía que ponía en cada jugada como si en su mundo solo existiese las piezas, su contrincante y usted. Recuerdo que solía decirme que si algún día me veía por los alrededores de la plaza, su concentración ya no sería la misma y que “la reina se habría escapado del tablero” entonces su desventaja era mayor.  Vaya pícaro y galán que era! Siempre tan halagador usted, lograba sacarme una sonrisa antes de perderlo por horas y horas en cada jugada, en cada partido.

En fin, después de años…he vuelto a Bs As. La vida en Europa ya no exigía nada de mí. No le voy a mentir, he realizado mi vida en Barcelona. Tengo una hija, Isabella de nombre. Tiene actualmente 38 años, una médica excepcional, la luz de mis ojos. Su padre, Pablo, que en paz descanse, era una persona maravillosa, pero los vicios pudieron con su vida…el cigarrillo se apoderó de sus días y apagó la última luz de esperanza que quedaba en mi corazón. Luego pasaron muchos años, pude sentir ese vació al que usted se refiere…la soledad. Fiel compañera no? Pero necesaria para una etapa de la vida y no justamente para esta.

Isabella se ha casado, ha viajado por todo el mundo para cumplir su sueño (parece que se hereda de generación en generación) y yo…decidí morir en mi tierra, en mi Argentina querida. Y en cada uno de los días que planeaba mi regreso, usted ha pasado por mi mente. Estamos grandes verdad? Para que mentirle?. Me he acordado de ese día en el aeropuerto, de ese invierno frio y tormentoso. Ahí estábamos todos con su familia, menos usted. Palpitaba en mi la esperanza que apareciera, auque era sabido que las despedidas no eran su fuerte, me era inevitable imaginarlo escondido detrás de algún banco…como yo del árbol de hojas azules, el de nuestra plaza. Por desgracia no fue así. Y partí a cumplir mi sueño…a recorrer el mundo en busca de respuestas a preguntas poco claras. Luego, durante un año, intercambiamos cartas por correo, en esos tiempos todavía no existían estas cosas de la tecnología, esperábamos un mes para tener noticias uno del otro…y aunque el amor todo lo puede, en nuestro caso quedo por el camino. Vaya desilusión!.

Los días pasaron y el rastro se hizo polvo…nuestras vidas estaban separadas. Usted nunca comprendió la importancia de mi viaje, como sé que nunca ha comprendido el dolor de nuestra separación.

Supe que se caso, lo supe por Mónica. Ella me ha escrito en mi cumpleaños número 30.

Me acuerdo con tanto dolor leer esas líneas! Fue ahí que enterré nuestra historia.
Y…aquí me tiene, devuelta en Bs. As. He dudado mucho en comunicarme con usted, realmente me pregunto si tiene algún sentido a esta altura. Quizá, no me perdono no haber insistido en persuadirlo aún más para emprender el viaje conmigo! Quizá, no me perdono no haberlo llamado cuando nuestras vidas solo estaban sostenidas en un solo deseo: la vuelta.

Y hoy, después de tantos años, aquí me tiene…en el mismo espacio y tiempo, ya no frente a una despedida.
Hoy compartimos un sentimiento desgarrador: la soledad. No hay escondites valideros a esta edad,  no hay áboles ni bancos para mirar el mundo con simples perspectivas. El tiempo es corto y rápido…mucho menos que un partido de ajedrez.

Hay muchas cosas que me gustaría hablar con usted antes que alguno de los dos cante “jaque mate”.

Hace 42 años me negó una despedida…espero que hoy no me niegue el reencuentro de nuestros corazones…



                                                                            Atentamente.

                                                                             Ofelia R.

viernes, 7 de junio de 2013

Que bueno...


Sentirme bien devuelta. Que gratificante volver a tener de apoco y en capítulos esa confianza nuevamente!.

 

Que bueno darte cuenta que nada ni nadie es imprescindible, aun habiéndolo sentido así, saber que seguís más viva que nunca.

 
Que bueno cuando sin querer te das cuenta que aprendes más de los errores del otro y no tanto de los tuyos, porque como dice una gran sabia, “uno aprende más de sus éxitos que de sus errores”, cuesta más asimilar lo que hacemos mal. Pero crecemos mucho más cuando encontramos la raíz del problema y a partir de ahí se abre el camino.

 
Que enriquecedor cuando escuchas lo que vales por otras personas, cuando a veces tus pensamientos no alcanzan. Creces de golpe, como un gigante casi en la inmensidad del cielo y a la altura de tus sueños sentís otra vez latir tu corazón.

 
Pensar, sentir y actuar…otra vez.

 
Que bueno…

 
No quiero escribir otra cosa más que esto por hoy.

 

Gracias.

lunes, 27 de mayo de 2013

Me Pellizqué tres veces...





Me pellizqué tres veces, quizá estaba soñando, pero me dolió.

Pensé que era un sueño y mantenía la esperanza de que esa angustia desapareciera.
Me mojé los labios, sequé mis mejillas y respiré hondo…muy hondo.
Trataba de expresar que era lo que me hacía mal pero me costaba demasiado, no entendía el porque. Me pregunté si acaso no tenía que estar contenta. Evidentemente si….

Seguí caminando por un lugar oscuro, y a lo lejos, observé una luz tenue…muy tenue.
Me pregunte que era….despertó mi curiosidad. Escuché una voz, no me dio miedo, era una voz muy suave…casi imperceptible.

Seguí caminando, paso por paso, y me tropecé. Caí fuerte, tan fuerte que lastimé mi rodilla. Lloré con tanto dolor por unas horas!! pero luego seguí caminando, con paso dificultoso pero seguí tras la luz; quería alcanzarla.

De repente, esa voz otra vez….parecía venir de lejos.
La rodilla me sangraba, supuse que me iban a  quedar algunas cicatrices…pero con el tiempo se irían cerrando. Era cuestión de esperar.

Parecía un camino largo, bien largo, casi diría que interminable…

Esa luz, la veía cada vez mas cerca pero me costaba llegar a ella….tenía miedo de no alcanzarla, de no lograr llegar de una vez por todas.

Empezó a oscurecer. Había empezado a refrescar, el  viento soplaba con fuerza. Me miré un segundo; estaba sin abrigo, aún así, sabía que a pesar del frío, iba a llegar.

Por un momento en el camino me quede dormida con lágrimas en los ojos…nunca supe bien porque.

Por la mañana desperté, y seguí caminando, algún día iba a llegar…algo dentro mío me lo decía y fue ahí que me di cuenta que tenia fe.

De repente las raíces de los árboles se enredaron en mis pies, me dio la sensación que no querían que avanzara porque se interponían en mi camino, buscaban que tropiece nuevamente. Traté de ignorar la situación. Y ahí me vi…frente a ella.  Era yo.

Miré hacia abajo y como arte de magia la cicatriz de la rodilla había desaparecido, el frío se convirtió en calor, los árboles florecieron y ya me empezaba a sentir mejor…

Esa luz me miró fijo, y me dijo: “no soy más que tu propio reflejo, y frente a cualquier dificultad, la fuerza para seguir está en vos…vos sos la persona que cierra cualquier cicatriz, que vence cualquier piedra en el camino, que salta cualquier enredo como impedimento, vos sos aquella persona que se ocupa de tu felicidad, no basta más que la fé para llegar a donde quieras…”. 

Tomó mi mano, agarró mis dedos y me pellizcó tres veces…y ya no me dolió. Fue un encuentro con mi alma.


Daniela Otero.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Mi Leyenda Personal…

En mi camino estuviste vos...

 Todos tenemos una “Leyenda Personal” que vivir. Estas aquí en este mundo, en este lugar, con una determinada familia o personas que cuidan de ti a tu lado y todas ellas forman parte de tu “Leyenda Personal”. Cada persona que entra en nuestra vida viene a enseñarte algo para tu crecimiento personal, algo que está fuera de ti, algo que despierta tus sentidos y emociones.

Tienes una misión, un sueño a perseguir, un anhelo un deseo latente que cumplir. Esa es tu “Leyenda Personal”. Y en el camino hacia ella, pasas por dificultades crueles, dolorosos, días de tormenta y de frustración, pero que son necesarios para llegar a cumplir tu “Leyenda Personal”.

Ese deseo que anhelas, que sabes que quieres conseguir, porque te sientes capaz de realizarlo, aunque hubiera días en que solo ves el vaso vacío  muy en el fondo de tu alma algo te dice que estas cada día más cerca de la meta. Son las señales del destino. Como diría Paulo Coelho, “cuando alguien quiere algo, con muchas fuerzas, todo el universo conspira para que puedas conseguirlo”. Y ahí, inevitablemente una lluvia de preguntas invade tus sentidos y te ves preguntándote ¿Qué es querer algo con muchas fuerzas? Y yo te respondo: es poder practicar EL PODER DE VISUALIZACIÓN.

Debes tener la capacidad de crear dentro de ti la escena más feliz de tu vida. Debe surgir en ti la alegría al verte llegar a la meta. Eso es tener fuerza de visualización, y ahí el universo conspira para que obtengas tu merecido.

Siempre cuando uno lucha contra lo que pasa en la vida, tiene esa sensación de ser el de la mala suerte ¿no?, nos preguntamos ¿Por qué a mí?, ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me mintieron tanto?, ¿En qué me he equivocado en la vida para sufrir así? Y ahí cuando resurge en ti un grado de objetividad concluyendo que esto que te ocurre es una prueba que pone la vida en tu camino para aprender algo, algo que quizá por el momento no habías aprendido, algo que repetías quizá y sin saber, algo que te va a enriquecer para llegar a vivir tu "Leyenda personal”.

Es que en toda leyenda se empieza con la “suerte de principiante” y se acaba con la “prueba del conquistador”. Ese tramo final en donde sientes miedo de soltar lo que lograste hasta ahora, aún no habiendo sido completamente feliz. Esa etapa en donde miras hacia atrás, y ves todo lo que apostaste, lo que diste, lo que no dormiste y lo que lloraste por ese algo o alguien, por ese sueño frustrado, que por alguna “señal del destino” este ha sido el resultado. Y ahí se te cierra el corazón…te tiemblan las piernas, te sudan las manos y toda tu vida pasa en 5 segundos por tu cabeza. Tenés tu tesoro en la punta del dedo, casi a punto de caer, sabes que debes soltarlo pero sientes miedo y te gana la desesperación a lo desconocido. Entonces vuelves atrás. Una mezcla de emociones se apodera de tu corazón y buscas respuestas a preguntas que no tienen respuestas lógicas, simplemente debes aceptar que se terminó. Que ese individuo también vive su "Leyenda Personal" y tú no eres parte de ella. Que todo está escrito por una sola mano” y ello tenía que pasar, que debes soltar para empezar de nuevo.

La vida es empezar millones de veces, hasta llegar a la meta final pero siempre subiendo cada escalón con más sabiduría que el anterior. Él fue mi “prueba del conquistador”, mi última etapa, el último abrazo. Tengo un largo camino por recorrer.

Hoy cierro los ojos y delante de mio ya no te veo, quizá tuviste que acompañarme por estos laberintos para llegar hasta aquí. Para aprender de mis errores y la capacidad de amar que tengo dentro de mí. Hoy dí un paso más para cumplir mi “Leyenda Personal” y si “todo el universo se conspira para que pueda conseguirlo” hoy, mis constelaciones piden con fuerza sacarte de mi corazón.

Cierro en paz mi “prueba de conquistador”, miro hacia atrás con orgullo y aplaudo el haber amado desde lo más profundo de mi alma, porque literalmente, fue desde lo más profundo de mi alma. Hoy aprendí a escuchar “las señales del destino”, y tomo conciencia que “el coraje es el don más importante para quienes buscan vivir su leyenda personal”.

Hoy suelto tu corazón y protejo el mio con fuerzas porque entendí que nadie deja de sufrir las consecuencias de cada cosa que sucede bajo el sol.


sábado, 18 de mayo de 2013

Que lloro...


Subte D. Repleto de gente. Mirada perdida, desorientada, de un punto hacia otro deambulaba en pensamientos. Me llamó la atención, esa chica estaba triste. Miré para otro lado, vi que se toco el pecho, su brazo en cruce como si protegiera su corazón, “otra señal de tristeza” - pensé. De repente, vi que se aceleraba su respiración, y un pensamiento pasó por su cabeza, debió haber sido fuerte, y muy angustiante…su boca se frunció. Quisieron aparecer las primeras lágrimas, pero velozmente sus manos impidieron que alguien más pudieran verlas. Miró para arriba, como para retener una que otra gota de dolor y trato de no pensar, entreteniendo su mirar con la estación y la gente pasar en ella. Pero cuando uno tiene esa angustia, esas que hacen que te agarres el corazón como señal de defensa, hasta que no se vacié el alma de tanto dolor, difícilmente puedas parar de llorar. “Sé que quisieras  en lo más profundo de tu alma llegar a tu casa, o algún refugio en soledad, para llorar con fuerzas, y así, liberar tu angustia”, pensé decirle, pero podría haberla incomodado. Entonces callé.

Y era así, reconocí ese dolor en cuanto la miré. 

Me vi en esas situaciones tantas veces!. En subtes, colectivos, caminatas…lo único que deseaba era poder vaciar mi alma del dolor y dejar de sentir el “nudo en la garganta”.



La tristeza es dolor, y el único camino de invitarla a salir de tu alma es dejarla fluir. Cuando uno repite y bloquea la emoción, esa emoción se intensifica, se reproduce, se vuelve más fuerte. Me costó mucho identificar mi dolor. Muchas veces uno no se sienta a pensar en lo que desenlaza ese sentimiento, pocas veces uno analiza como se desencadena un enfado, el llanto, la ira, porque se cree que “ya pasará” y te das cuenta que en cuanto viene ese pensamiento a tu cabeza, como esta chica en el subte, vuelve a manifestarse.

Quizá en 15 minutos se encontraba con amigas, cursaba en la facultad, o tenía algún compromiso en el cual debería seguir ocultando su tristeza, porque créanme, a nadie le gusta contar sus penas en lugares públicos. 

Y otra vez, bloquearía su dolor.

Recuerdo un día, en el que no aguanté más. Salí de mis obligaciones, miré para arriba, fruncí la boca y mis lágrimas quisieron salir. Una gran amiga me abrió las puertas de su casa, lo primero que le dije fue "no aguanto más" y lloré como cuando tenía 5 años. Ella me alentó a llorar sin parar. Lloré hasta que la cabeza me pidió a gritos que parase. Necesitaba llorar. Necesitaba  un abrazo, nada más…algo tan sencillo y aún así no sabían dármelo. Ella me lo dio  y me sentí chiquita, tan chiquita que me pareció no saber el año en el que estábamos.

Ese día, lloré desconsoladamente, hasta me costó poder hablar a lo último porque no podía calmar mi dolor. Necesitaba un espacio tranquilo para llorar.
Empecé a entenderme…algo no estaba sanando en mi, mi corazón me pidió a gritos que lo escuche, que no lo ignore, que ya era hora de mirar dentro mío

Ese día lo recuerdo como el quiebre de mi yo interior…a partir de ahí no más miradas perdidas, respiración acelerada, ni lagrimas escondidas. A partir de ahí mis emociones se manifestaban…porque entendí que así, empezaba el camino de mi sanación.




Dedicado a A.G

martes, 14 de mayo de 2013

¿Por qué ReconoceR? Existen palabras que tienen un cierto “poder”. ¿Nunca escuchaste la frase “el poder de las palabras”? un poder que puede estar traducido en una fuerza contagiosa, única, un despertar de curiosidades, un sinfín de asociaciones y de ideas alrededor de ellas. Tal vez, pueda en este momento llegar a tu mente alguna palabra que haya llamado tu atención. Aquella que guardas en tu inconsciente o que hayas pensado o escrito en alguna situación o simplemente la puedes relacionar con algún momento feliz de tu vida, algún momento inolvidable.

Reconocer delinea la forma de ver mi mundo, las lecciones de vida, el aprendizaje de mis valores, el enriquecimiento de mi alma.

Si buscamos en el diccionario esta palabra, podemos encontrar:

·         Distinguir o identificar a una persona o cosa entre varias por una serie de características       propias.
·          Examinar detenidamente a una persona o cosa.
·         Mostrar o manifestar agradecimiento por un bien o un favor recibidos.
·         Declarar una persona que tiene con otra un parentesco y aceptar los deberes y derechos que trae consigo.
·          Admitir o aceptar la certeza o realidad de lo que se dice o sucede, en ocasiones en contra de lo que se había defendido o de los propios gustos.
·          reconocerse Verse una persona a sí misma como lo que es en realidad.

Yo prefiero definirla así:

“El reconocer es un acto en donde se da la autenticidad de alguien o algo mediante tu aceptación. El reconocimiento del SER. El reconocimiento del otro como individuo y el reconocimiento de tu propio ser, de tu interior." Mi definición podría acercarse mucha más a la última, a esta cuestión de RECONOCERSE.
  
Durante mucho tiempo, en viajes, largos y cortos, pensaba en el "poder" del reconocimiento. Un día escribiendo esta palabra me di cuenta que es capicúa, y más me llamó la atención. Puedo leerla de atrás para adelante, de adelante para atrás y puedo entenderla igual. Como si fuera un reflejo de ella misma, como si ella estuviera reconociéndose. Y pensé: ¿Quién no busca el reconocimiento? o ¿Acaso no sentimos una gratificación enorme cuando se nos reconoce como ser? y ¿porque nos cuesta tanto reconocernos a nosotros mismos?
  


Es ahí que se me viene a la cabeza la leyenda de Narcizo. Cuenta esta leyenda que el bello Narcizo al verse reflejado en un lago, fue tanto pero tanto el amor que sintió por él mismo que cayó sobre sus aguas. El pobre Narcizo perdió su vida, muriendo ahogado en el y en el lugar de su muerte nació una flor tan bella como él. Y de ahí la famosa frase “que narcisista que sos” pero ¿acaso nos da miedo amarnos tanto? ¿Reconocemos nuestro reflejo? ¿Y qué opinamos de él? ¿No temeremos caernos al lago de nuestros miedos verdad?
  
Y de esto se trata la vida, de Reconocer: Reconocer al otro. Reconocerte vos. Reconocer errores. Reconocer fracasos. Reconocer señales, caminos. Reconocer tus sueños. Reconocer tristezas o alegrías. Reconocer realidades, que gusten o no, reconocer en fin.
  
Y aquí en este espacio, voy a buscar aquellos momentos en donde la palabra RECONOCER queda plasmada en mis pensamientos. Sin saber todas las respuestas a mis preguntas, trataré de sumergirme en su mundo.

Te invito que acompañes mi reconocimiento como ser, que juntos aprendamos uno del otro, quizá, lleguemos a reconocernos como tal…


Y para vos. ¿Qué palabra tiene poder?







 Cariños...
                                                       

Daniela Otero.