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lunes, 2 de septiembre de 2013

Intercambio Epistolar - Carta I

Carta en respuesta a Mateo del blog: http://tiemposmodernos1.blogspot.com.ar/

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Querido Mateo:

                        Debo confesar que su carta me ha tomado por sorpresa. Primeramente lamento mucho la pérdida de Elena, si bien pese a nuestras peleas adolescentes por la intuición que toda mujer desarrolla cuando quieren abrumar su felicidad, siempre supe que era una mujer honrada y llena de valor. Realmente lo quería. Le doy mi más sentido pésame.

Cuantos años han pasado Mateo. Todavía recuerdo como si fuera ayer ese banco que tanto nombra en estas líneas. Mi mayor satisfacción era verlo jugar al ajedrez en los torneos del barrio, organizados por su club, su adorado club!. Ahí estaba yo. Escondida detrás del árbol de hojas azules, el escondite perfecto, era lo suficientemente grande para que no me viera y lo suficientemente cómodo para verlo a usted. Esas tardes podía observar cada movimiento que realizaba, entender la concentración y la energía que ponía en cada jugada como si en su mundo solo existiese las piezas, su contrincante y usted. Recuerdo que solía decirme que si algún día me veía por los alrededores de la plaza, su concentración ya no sería la misma y que “la reina se habría escapado del tablero” entonces su desventaja era mayor.  Vaya pícaro y galán que era! Siempre tan halagador usted, lograba sacarme una sonrisa antes de perderlo por horas y horas en cada jugada, en cada partido.

En fin, después de años…he vuelto a Bs As. La vida en Europa ya no exigía nada de mí. No le voy a mentir, he realizado mi vida en Barcelona. Tengo una hija, Isabella de nombre. Tiene actualmente 38 años, una médica excepcional, la luz de mis ojos. Su padre, Pablo, que en paz descanse, era una persona maravillosa, pero los vicios pudieron con su vida…el cigarrillo se apoderó de sus días y apagó la última luz de esperanza que quedaba en mi corazón. Luego pasaron muchos años, pude sentir ese vació al que usted se refiere…la soledad. Fiel compañera no? Pero necesaria para una etapa de la vida y no justamente para esta.

Isabella se ha casado, ha viajado por todo el mundo para cumplir su sueño (parece que se hereda de generación en generación) y yo…decidí morir en mi tierra, en mi Argentina querida. Y en cada uno de los días que planeaba mi regreso, usted ha pasado por mi mente. Estamos grandes verdad? Para que mentirle?. Me he acordado de ese día en el aeropuerto, de ese invierno frio y tormentoso. Ahí estábamos todos con su familia, menos usted. Palpitaba en mi la esperanza que apareciera, auque era sabido que las despedidas no eran su fuerte, me era inevitable imaginarlo escondido detrás de algún banco…como yo del árbol de hojas azules, el de nuestra plaza. Por desgracia no fue así. Y partí a cumplir mi sueño…a recorrer el mundo en busca de respuestas a preguntas poco claras. Luego, durante un año, intercambiamos cartas por correo, en esos tiempos todavía no existían estas cosas de la tecnología, esperábamos un mes para tener noticias uno del otro…y aunque el amor todo lo puede, en nuestro caso quedo por el camino. Vaya desilusión!.

Los días pasaron y el rastro se hizo polvo…nuestras vidas estaban separadas. Usted nunca comprendió la importancia de mi viaje, como sé que nunca ha comprendido el dolor de nuestra separación.

Supe que se caso, lo supe por Mónica. Ella me ha escrito en mi cumpleaños número 30.

Me acuerdo con tanto dolor leer esas líneas! Fue ahí que enterré nuestra historia.
Y…aquí me tiene, devuelta en Bs. As. He dudado mucho en comunicarme con usted, realmente me pregunto si tiene algún sentido a esta altura. Quizá, no me perdono no haber insistido en persuadirlo aún más para emprender el viaje conmigo! Quizá, no me perdono no haberlo llamado cuando nuestras vidas solo estaban sostenidas en un solo deseo: la vuelta.

Y hoy, después de tantos años, aquí me tiene…en el mismo espacio y tiempo, ya no frente a una despedida.
Hoy compartimos un sentimiento desgarrador: la soledad. No hay escondites valideros a esta edad,  no hay áboles ni bancos para mirar el mundo con simples perspectivas. El tiempo es corto y rápido…mucho menos que un partido de ajedrez.

Hay muchas cosas que me gustaría hablar con usted antes que alguno de los dos cante “jaque mate”.

Hace 42 años me negó una despedida…espero que hoy no me niegue el reencuentro de nuestros corazones…



                                                                            Atentamente.

                                                                             Ofelia R.

2 comentarios:

  1. Que tristeza 40 años después seguir buscando lo mismo. Quizás Ofelia no lo quería tanto como para jugarsela por él, ni Mateo la amaba tanto como para viajar con ella, ni la despidió y rehizo su vida con otra mujer.

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  2. Vamos a ver los motivos de Mateo...o el contexto que acompañaba esas decisiones!. Muchas gracias Gime por tu comentario. Te invito a seguir la historia!

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